El strobing es el look que Jennifer López lleva luciendo desde finales de los 90, en cambio, el contouring es la técnica que una de las Kardashian, puso de moda. Sin embargo, la primera ha resurgido como una de las técnicas de maquillaje más populares y se proyecta un repunte en el uso de esta técnica, al menos, los primeros meses del año 2022.
El strobing se diferencia del contouring porque no se utilizan tonos oscuros. En su lugar, se colocan reflejos brillantes, específicamente, en las zonas del rostro donde la luz incide de forma natural para crear una tez iluminada. Estas zonas incluyen la parte superior de los pómulos, las sienes, el centro de la nariz y el arco de cupido.
El contouring, por el contrario, juega con los tonos claros y oscuros. Su propósito es afinar, resaltar y profundizar rasgos. Las fórmulas van en función de las tonalidades crema y café, el cómo armonizarlas para embellecer el rostro.
Las cualidades del strobing ¿Por qué es diferente al contouring?
Uno (strobing) provee luminosidad, el otro (contouring) proporciona contornos al rostro. Ambas técnicas de maquillaje son muy útiles, y generan beneficios en distintos momentos, dependiendo de los objetivos del momento y de las circunstancias. Sin embargo, la técnica del strobing, también es el complemento ideal del contouring.
El strobing proporciona al rostro un acabado con efecto barnizado y lleno de luz en la piel mediante iluminadores que definen y dimensionan al rostro. Un iluminador aplicado en los puntos estratégicos del rostro: boca, nariz, frente y pómulos, generará el brillo que se requiere. El propósito con el contouring es, maximizar su efecto aportando luminosidad en las zonas que se necesite.
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