Maestros de la autoestima – Los padres

Amarnos a nosotros mismos es un camino sin meta. Es un trabajo diario sin festivos ni días libres. No en vano, el amor es el alimento que nos permite vivir con mayúsculas una existencia feliz, abundante y plena.

Durante esta interminable historia de amor, la gran mayoría  nos topamos con tres grandes maestros espirituales, cada uno de ellos es en sí mismo un nítido espejo donde podemos ver reflejada nuestra parte luminosa y también nuestro lado más oscuro, proyectamos lo mejor y lo peor de nosotros. Estos tres maestros de la autoestima son los padres, la pareja y los hijos.

Qué gran ironía y paradoja que las personas que supuestamente más nos quieren y queremos, son también con las que más nos perturbamos. Son con quienes más mostramos nuestra vulnerabilidad. Y de quienes más apegados estamos y más dependemos emocionalmente. De ahí que esperamos inconscientemente que resuelvan los conflictos internos que nosotros no sabemos resolver por nosotros mismos.

En este pots veremos primero los padres, en otros analizaremos la pareja y por último los hijos.

Padres

Nacimiento:

Todo comienza con el día de nuestro nacimiento. Nos arrancan del  útero donde nos sentíamos conectados y fusionados con nuestra madre y, por ende, con el Universo entero.

Llegamos a padecer tal desconexión con nuestra verdadera esencia, que para tapar el incómodo vacío que sentimos adentro nos perdemos por completo en el afuera. Al no estar en contacto con la abundante e inagotable fuente de amor y felicidad que se encuentra en nuestro fondo interior, nos convertimos en mendigos emocionales, buscando el amor y la felicidad donde jamás la lograremos encontrar: afuera de nosotros mismos.

Etapa de niños:

Durante la primera etapa de nuestra vida, nuestro niño interior va sintiéndose desvalorizado, humillado, maltratado, rechazado, abandonado y, en definitiva, muy poco querido. Y no tiene tanto que ver con cómo fueron objetivamente nuestros padres, sino con el modo en que los interpretamos de forma subjetiva.

Y es que madurar es: dejar de culpar y de culparnos, tomando las riendas de nuestra vida emocional y espiritual. Y sí, en general este camino de curación emocional viene motivado por una saturación de sufrimiento, el cual es necesario para vencer nuestra resistencia y miedo al cambio.

Sanar nuestra autoestima a través del aprendizaje ejercido por nuestros padres:

Para sanar nuestra autoestima, el primer gran aprendizaje vital que podemos realizar a través de nuestros padres consiste en emanciparnos emocionalmente de ellos para ser libres de su influencia psicológica.

Al soltar definitivamente la mochila emocional que hemos dejado que cargaran sobre nuestros hombros, logramos por fin empezar a sanar los traumas vinculados con nuestra niñez.

Esta sanación deviene cuando comprendemos que hemos tenido los padres que necesitábamos para iniciar un proceso de autoconocimiento que nos permita convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos. Para lograrlo hemos de cultivar la compasión y la aceptación, comprendiendo que nuestros padres lo han hecho lo mejor que han sabido.

Para continuar profundizando en este tema, esta pendiente de la segunda y tercera parte de este importante tema Maestros espirituales que influyen en nuestra autoestima.

Fuente de la información: Borja Vilaseca

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